En la última década los organismos internacionales han identificado y subrayado la necesidad de favorecer el acceso y uso de las TIC en la sociedad y de analizarlas como un factor de desarrollo económico y de inclusión social.

La disponibilidad de información sobre las TIC a las que se accede en el hogar y su utilización, permite obtener estimaciones clave para el análisis de la inclusión digital a nivel global, regional, y en Argentina en particular.

El contexto

Según el reporte Global Digital Future in Focus que Comscore, compañía de investigación de marketing en Internet, publicó este año, en 20 años los usuarios de Internet globales pasaron de un 34% a un 89% y en América Latina, específicamente, el crecimiento fue de un 10%.

En cuanto a los usuarios únicos de computadoras, América Latina creció un 11% , sobre un 4% global, y mucho más que otras regiones. Estos datos demuestran que los móviles no se “comieron” a las computadoras, aunque sí incrementaron tiempo y audiencias, ya que la gran mayoría de los usuarios son multiplataforma. En Argentina, por ejemplo, sumaron un 12% más de usuarios.

Por su parte, el Measuring the Information Society Report 2015, elaborado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés), que mide el llamado Índice de Desarrollo en TIC (IDI en inglés), sostiene que si bien tanto los Países Desarrollados, como los En Desarrollo y los Menos Desarrollados mejoraron su IDI, sigue existiendo una brecha tecnológica entre los mismos, sobre todo en el acceso. Esta realidad demuestra  que existe una correlación entre el IDI y el PBI de los países, lo cual influye en la inversión en infraestructura y adopción de servicios TIC.

El IDI está formado por los subíndices: acceso, uso y habilidades. Y dentro del subíndice acceso, que es el que nos importa en este artículo, se tienen en cuenta los siguientes ítems: suscripciones teléfono fijo; suscripciones teléfonos móviles; ancho de banda; porcentaje de hogares con computadora; porcentaje de hogares con Internet.

En relación con el acceso, a nivel regional, Argentina se encuentra en un 5° lugar, después de Uruguay. Chile está en un 6° lugar, y Brasil en un 8°.

En América, si bien hay muchas variaciones, la banda ancha fija, en promedio, es más cara que en Europa y la velocidad más limitada. Por su parte, la banda ancha móvil es más barata que la fija, pero igualmente presenta grandes diferencias en su precio (Uruguay se encuentra entre los primeros lugares entre los más asequibles.

El informe concluye diciendo que los servicios de TIC se vuelven más accesibles en general, pero igualmente más de la mitad de la población mundial no usa Internet. Si bien en 2016 hubo un tráfico de 185.000 Gigabytes por segundo, el ancho de banda está distribuido inequitativamente, lo cual significa un “cuello de botella” para mejorar la conectividad en muchos países En Desarrollo y Menos Desarrollados.

Todavía perduran grandes diferencias en la penetración del ancho de banda fijo y la velocidad entre los países más desarrollados y los menos. Y si bien las redes de datos móviles alcanzan a un 84% de la población mundial, sólo lo hacen en un 67% en cuanto a la población rural. En América, por ejemplo, el 35% (un tercio de su población) está offline.

Un poco más cerca

El boom tecnológico, primero con la «democratización» de las computadoras y luego con la invasión de los teléfonos inteligentes y las tablet, provocó un salto cuántico en la rutina de infinidad de hogares.

Cada país de nuestra región vive esta situación en una carrera desigual, con sistemas que se esfuerzan lastimosamente por alcanzar la velocidad meteórica de los avances tecnológicos.

En algunos de los países de la región toman forma esfuerzos innovadores que intentan tender puentes hacia las zonas menos favorecidas, en el campo, lejos de las ciudades principales, y donde la brecha se convierte en abismo y una pantalla con teclado y navegación parecen cosas de ciencia ficción.

En su artículo How to connect with the other half, Hernán Galperín sostiene que conectar residentes de áreas con baja densidad de población y/o aisladas sigue siendo uno de los desafíos más significativos para América Latina.

Existe una cobertura limitada de servicios de banda ancha fija fuera de las áreas urbanas, lo cual supone un desafío en el desarrollo de infraestructura. En promedio, los hogares urbanos son entre un 7% y un 33% más proclives a tener una conexión residencial. En cuanto a las conexiones móviles, la brecha es un poco menor, pero igual sigue siendo grande, entre un 3% y un 27%.

Al preguntarse por qué la gente no está conectada (hablando de conexiones residenciales), Galperín nos dice que existen 4 factores a tener en cuenta: accesibilidad (los precios suponen una de las barreras más relevantes); interés (decae cuando hay conexiones públicas y móviles); capacidades; y disponibilidad (se nombra menos como barrera principal en los hogares urbanos, pero en los rurales se cita entre 2 a 3 veces más). Y, como era de esperar, los no conectados en América Latina son más pobres, de mayor edad, menos educados y más proclives a vivir fuera de los centros urbanos. No obstante, la mayoría de los no usuarios sí está dentro del alcance de redes existentes, pero consideran que Internet es, o bien inaccesible, o bien irrelevante.

Comparadas con las conexiones fijas, el costo en infraestructura para las conexiones móviles es significativamente más bajo, pero el uso de las mismas es complementario antes que sustitutivo. Esto se condice con los informes de Comscore y la ITU que citamos al prinicpio.

Nuestro país

A junio de este año, en la Argentina existen 16.321.119 de accesos residenciales totales, siendo 6.306.529 accesos fijos; y 10.014.590 accesos móviles. Estas cifras fueron publicadas por el Indec en su informe de prensa del segundo trimestre de 2016 y suponen un crecimiento del 8,9%. Pero estos niveles de conexión no deben interpretarse como reflejo de una conectividad plena (igual cantidad de hogares y conexiones), porque los datos incluyen las conexiones por celular, que no deberían considerarse domiciliarias, y porque existe una gran disparidad territorial en la distribución de las conexiones a Internet.

En este contexto, de forma previsible, la mayor cantidad de abonados se concentran en los principales centros urbanos: Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Esta distribución coincide con la llamada cuenca lechera, una región rica de la zona centro del país que abarca parte de estas provincias, que se caracteriza por su actividad ganadera y por la gran cantidad de tambos y empresas lácteas . 

Según la última Encuesta de Proveedores de Acceso a Internet llevada adelante también por el Indec en 2015, los accesos residenciales por jurisdicción le daban al AMBA y resto de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe los primeros lugares, con 7.871.097, 1.558.069, y 1.069.142 respectivamente. En último lugar se encuentran provincias como Catamarca, con 83.658, y Formosa, con 52.873.

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Encuesta de Proveedores de Acceso a Internet INDEC 2015

Estos datos coinciden con los arrojados por la última Encuesta Nacional de Consumos Culturales y Entorno Digital 2013 llevada adelante por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA). En la misma, el análisis geográfico demuestra que, tanto en relación con los niveles de conectividad, como al uso de Internet y el acceso a una PC, la región Centro, AMBA y la Patagonia presentan niveles mayores que el resto de las regiones (72% el más alto) siendo las de menor intensidad NOA, CUYO y NEA (42% el más bajo).

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En cuanto al gasto en dispositivos tecnológicos y abonos de acceso a tecnologías de la información y comunicación, y siguiendo con la encuesta anteriormente nombrada, algunas regiones muy relegadas como el NOA se encuentran últimas en la tabla de posiciones. Por su parte, el rubro en que más se gastó en promedio es el abono de celular.

Además de los accesos, la velocidad promedio prometida por los proveedores cae sustancialmente en las provincias y contribuye a mantener una brecha social importante. Lejos de esos anchos de banda a nivel masivo, las telefónicas anuncian fuertes inversiones para reconvertir sus redes, que en la mayor parte de sus coberturas les impiden dar velocidades superiores. Así mismo, los precios de las suscripciones al servicio siguen estando entre los más caros de la región.

«Si bien el nivel de penetración es alto, existe una brecha a nivel nacional bastante pronunciada si se compara la cantidad de conexiones a banda ancha que hay en Capital y conurbano con las del resto de las provincias.»

«Para terminar con esta inequidad y en pos de una banda ancha federal, no sólo en cuanto a cantidad de conexiones sino también a calidad de velocidad para que no haya usuarios de primera y de segunda, es un tema sobre el que nuestra cámara trabaja impulsando la creación de centros de interconexión a Internet regionales», afirmó Ariel Graizer, presidente de la Cámara Argentina de Internet (Cabase), que viene instalando esos centros de intercambio local de datos que permitirían bajar los costos y mejorar la calidad en las provincias.

En cuanto a los accesos móviles, según el N°15 de Coyuntura Cultural de otoño de este año, informe de coyuntura económica sobre la cultura argentina que realiza el SInCA, la cantidad de cuentas wireless (conexiones a Internet vía smartphones y notebooks) continúa creciendo, en términos absolutos y relativos.

En este último tiempo, el incremento de las conexiones wireless a Internet (más de 10 millones de conexiones en total) y de su participación en el total de conexiones (casi dos tercios de ellas son wireless: 61,4%) experimentó una desaceleración con respecto al comportamiento de los años anteriores, debido, presumiblemente, a la saturación del mercado.

«No hay duda de que la gente tiene una necesidad fundamental. Y lo vemos en el crecimiento acelerado de los smartphones, también en los clientes prepagos de segmentos de menores ingresos que buscan equipos con acceso a Internet para poder acceder a redes sociales, chat, o consultar el mapa para ver dónde van», explicó Fernando del Río, de Claro Argentina.

Voceros de Telecom Personal coincidieron en que «las conexiones a Internet móvil crecieron exponencialmente en los últimos años por la ampliación de las redes 3G y 4G, y las ofertas de planes y servicios que integran datos».

Otra fuente más que podríamos citar a la hora del análisis es la Encuesta Nacional sobre Acceso y Uso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (ENTIC) 2015, pero la misma, al administrarse a una muestra de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), sólo trabajó sobre aglomerados urbanos, lo cual le quita representatividad con relación al punto que buscamos demostrar en este artículo y que es la desigual distribución geográfica del acceso a las TIC.

Por su parte, Cabase, informó que a través de los 18 NAP/IXP Regionales (Internet Exchange Points), 8 más que en 2013, que integran la red nacional se interconectan más de 12.500.000 usuarios de Internet en Argentina, generando un tráfico de datos que superó los 85 Gbps (Gigabites por segundo) sostenidos en mayo, suponiendo este volumen un crecimiento del orden del 30% respecto de las métricas de fin de 2015.

Ariel Graizer, Presidente de esta cámara, destacó: “Hace tiempo los organismos internacionales como la OCDE y la UNESCO, sostenían que las centrales Internet contribuyen a la reducción de los costos de interconexión y ampliar el acceso a la red. Viendo la inequitativa distribución geográfica con que se desarrollaba la banda ancha en el país, decidimos tomar ‘el toro por las astas’ y avanzar en la creación de una red de NAP/IXP regionales para favorecer la federalización de la banda ancha, sin embargo, todo proyecto requiere su tiempo de maduración…”.

Los nuevos hábitos de consumo de entretenimiento, TV y video están poniendo a prueba la infraestructura de Internet en el mundo. El video se ha convertido en el formato favorito impulsando la necesidad de conexiones con cada vez mayor ancho de banda.

En este sentido, el mismo Graizer afirmó: “En el contexto actual, el crecimiento del tráfico implica para nosotros un gran desafío de adaptación…La Red Nacional de NAP/IXP de CABASE es fundamental para cumplir esas exigencias y garantizar una mejor conectividad para los usuarios en todo el país”.

En teoría, las redes de puntos de intercambio de tráfico de telecomunicaciones resultan importantes en el despliegue de infraestructura de Internet y para alcanzar los objetivos globales de mejorar la calidad, aumentar la conectividad y resistencia de las redes, fomentar la competencia y reducir los costos de interconexión.

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El mercado de telecomunicaciones en Argentina está altamente concentrado: en cuanto a los proveedores de servicios de Internet, hay tres actores principales: Telefónica Argentina, Telecom Argentina y el Grupo Clarín S.A. –Grupo Clarín- con una presencia que supera el 90 por ciento del mercado. El cuarto actor es el conglomerado mexicano Telmex que, en los últimos años, empezó a adquirir operadores más pequeños. El resto de los operadores tiene una presencia del 0,5 por ciento del mercado. Según Point Topic, para fines de 2012 el 35,2% de las suscripciones a Internet banda ancha lo tenía Telefónica Argentina –que cubre la región del sur del país-, un 33,9% Telecom Argentina –que cubre el norte-, 30,4% lo tiene Cablevisión. El otro 0,5% lo tienen otros operadores.

En los últimos años el Estado argentino ha emprendido una serie de iniciativas a fin de involucrarse en las telecomunicaciones y universalizar el acceso a Internet. Entre ellas, ha lanzado el Plan Nacional Argentina Conectada que tuvo como objetivo construir redes de fibra óptica, y Conectar Igualdad, un plan que apuntó a entregar netbooks a todos los estudiantes y docentes de escuelas secundarias públicas.

En cuanto a infraestructura, uno de los ejes cruciales del plan Argentina Conectada era la Red Federal de Fibra Óptica, que buscaba cubrir a más de 1700 localidades a través de la construcción de nueva infraestructura de fibra óptica dividida en diez pliegos. La implementación de esta Red Federal estaba a cargo de la empresa nacional de telecomunicaciones Arsat, que realizaba las licitaciones para la construcción de infraestructura.

Por su parte, este año, y en coincidencia con el Día Mundial de Internet, el gobierno nacional anunció el Plan Federal de Internet que extenderá la Red Federal de Fibra Óptica hasta 1.200 localidades del interior del país (sobre 17 efectivamente alcanzadas hasta principios de 2016).

El Plan Federal de Internet  usará  la red de fibra óptica de Arsat como prestadora de servicios de transporte de datos a nivel mayorista para proveer a empresas locales de servicios de Internet, cooperativas y pymes.

Como parte de esta misma política próximamente se lanzará, a través del Ministerio de Modernización, la plataforma País Digital que en una primera etapa garantizaría wifi público y gratuito en más de 1.000 municipios de todo el país.

En tanto son proyectos que están actualmente en marcha o son relativamente recientes, es difícil medir el impacto de estos planes. Por el momento, hay cifras enfrentadas entre las oficiales (actuales y del gobierno anterior) y los dichos de ciertos actores claves y referentes de los partidos de la oposición a estos mismos gobiernos.

Concluyendo

A pesar de las inversiones en infraestructura de fibra óptica y los NAP/IXP, la calidad del servicio, la velocidad y los problemas de acceso, son a menudo motivo de quejas.Hay una diferencia notable entre el acceso que tienen las áreas rurales en relación con las urbanas. Es necesaria más infraestructura para llegar a las zonas con menos conectividad, por lo que es de vital importancia una política estatal proactiva al respecto. La Red Federal de Fibra Óptica parecería, a primera vista, una propuesta positiva y útil para abordar el tema de la brecha digital.

Por otro lado, el nivel de concentración a nivel de los proveedores es algo a tener en cuenta. Ni los operadores de servicios fijos, ni los de servicios móviles son capaces de capturar totalmente los beneficios que se desprenden de un aumento en la conectividad, por lo cual son necesarias iniciativas de los gobiernos e inversiones que ayuden a alinear las opciones de los consumidores con el bienestar público.